jueves, 22 de mayo de 2014


VANNEVAR  BUSH - COMO PODRÍAMOS PENSAR





Nació el 11 de marzo de 1890 en Everett, Massachusetts y estudió en el Tufts College de la Universidad de Harvard y en el Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT), donde más tarde desempeñó diversos cargos docentes y administrativos. En la escuela demostró una gran aptitud para las matemáticas. Desde pequeño ya era un alumno aventajado y en 1913 construyó una máquina que servía para calcular distancias entre terrenos desiguales a la que llamó Profile Tracer. 

En 1919, se une al Departamento de Ingeniería Eléctrica del MIT, donde ejerció la docencia durante 12 años (en total estuvo 25 años como docente). Trabajó en tareas como la fabricación de dispositivos ópticos y de composición fotográfica, de sistemas de almacenamiento y recuperación de microfilms.

Ya en 1927 construyó un analizador diferencial y la que se considera la primera computadora analógica, que ya podría resolver ecuaciones diferenciales lo que le valió obtener la Medalla Franklin.
Posteriormente accedió al puesto de vicepresidente del National Advisory Committe for Aeronautics (NACA), que fue el predecesor de la NASA, y que presidió poco después.






Al poco fue director del National Defense Research Committe (NDRC), donde se desarrollaron artilugios para la defensa del país en la Segunda Guerra Mundial, coordinando a más de seis mil  científicos de todo el país. Entre los primeros inventos de este comité destaca un radar aerotransportado basado en la tecnología de microondas, a partir del cual surgió el electrodoméstico que conocemos como microondas.

Fue uno de los dirigentes del Proyecto Manhattan. El Proyecto Manhattan fue el nombre en clave de un proyecto científico llevado a cabo durante la Segunda Guerra Mundial por los Estados Unidos con ayuda parcial del Reino Unido y Canadá. El objetivo final del proyecto era el desarrollo de la primera bomba atómica antes de que la Alemania nazi la consiguiera. Para llevar a cabo la investigación científica, Vannevar Bush escogió al físico Julius Robert Oppenheimer. El primer ensayo atómico exitoso ocurrió en el desierto de Alamogordo, en Nuevo México el 16 de julio de 1945.





En este mismo año de 1945, publicó dos artículos que marcarían un antes y un después en la sociedad a diferentes niveles: “As We May Think” y “Science, The endless frontier”.


"Como podríamos pensar" con título original "As We May Think", fue publicado en Julio de 1945 en “The Atlantic Monthy”, un mes antes de acabar la segunda guerra mundial. En este significativo artículo Bush trata de buscar un incentivo para esos científicos una vez que la guerra está a punto de terminar, exhortándolos a inclinar sus esfuerzos a la masiva tarea de hacer más accesible la apabullante reserva de conocimiento de la raza humana. Durante años, las invenciones de la humanidad han servido para aumentar el poder físico de las personas y no su poder mental. Así, los martillos neumáticos que multiplican la fuerza de sus puños; los microscopios que agudizan la visión y los artilugios de detección y destrucción constituyen los nuevos resultados, apero no los resultados finales de la ciencia. Vannevar Bush afirmaba que disponían de instrumentos que desarrollados de manera adecuada, puedían proporcionar al género humano el acceso y el control sobre el conocimiento que heredado a lo largo de eras. El perfeccionamiento de estos instrumentos de paz debería constituir el objetivo primordial de esos científicos ahora que dejaban atrás sus esfuerzos en el terreno bélico. 


En el artículo comenta que ya por esa época se podían construir máquinas de piezas intercambiables con gran economía de esfuerzo y grado de confiabilidad, por más complejo que sea su diseño. Como testigos están la humilde máquina de escribir, la cámara de cine o el automóvil.


Bush pensaba que  para que el registro de algo resulte útil a la ciencia, ha de estar en continua ampliación, almacenado convenientemente en algún lugar y sobre todo, ha de poder ser consultado. Por esa época, podían efectuar registros gracias a la escritura y la fotografía y, en menor grado, a la impresión. 

Se planteó la posibilidad de trabajar con fotografía en seco, describiendo un proceso en el que por medio del uso de ciertas sustancias químicas, se podría oscurecer puntos del papel en donde un flujo electrostático lo toca. Esto se conseguía por la transformación química que el campo eléctrico produce sobre una sustancia derivada del iodo, contenida en la emulsión.  Describe lo que podría ser el proceso completo, el cual dio origen a dos tecnologías: la del fax y la de la fotocopia.

Al igual que con la fotografía en seco, apostaba con que la microfotografía también tenía un largo camino por recorrer. El concepto básico de reducir el tamaño de un archivo, para examinarlo posteriormente mediante proyección en vez de la simple vista, auguraba posibilidades demasiado amplias como para ser ignoradas. Pese a que en esa época con el microfilm se podrían emplear reducciones a razón de uno a veinte sin que ello afectase a la claridad de la imagen, era consciente de que los límites venían impuestos por el grano de la película, la calidad del sistema óptico y la eficiencia de las fuentes de luz utilizadas, pronosticando que se alcanzaría un factor de reducción de diez mil a uno entre una página de libro y su réplica en microfilm.

Vannevar Bush observó que eran capaces de continuar ampliando indefinidamente la extensión de un archivo, pero no mejoraban en la capacidad de consultarlo. Este era un aspecto que iba mucho más allá de la simple extracción de datos para la investigación científica; tiene que ver con la manera en la cual el ser humano saca beneficio de su herencia de conocimientos adquiridos. La acción primaria más relevante es la selección. Escribió el siguiente ejemplo: “Podríamos tomar en consideración millones de pensamientos de gran valor y la suma de experiencias en que se basan, y juntar todo ello dentro de cuatro paredes de forma arquitectónica aceptable, pero si el erudito, tras una empeñosa búsqueda, sólo pudiese acceder a uno de ellos por semana, lo más probable sería que sus síntesis no estuviesen a la altura de las exigencias de su época.”

Bush fue dio un paso más, observando que el verdadero problema de la selección, residía en la artificialidad de los sistemas de indización. Por entonces, cuando se almacenaban datos de cualquier tipo, se archivaban en orden alfabético o numérico, y la información se localiza (cuando se logra), siguiéndole la pista descendiendo a través de clases y subclases. Como la información se encontraba en un único sitio, a menos que se utilicen duplicados de ella, debía disponerse de ciertas reglas para localizarla a través de una ruta; reglas que por cierto resultaban ineficientes y engorrosas. Además, una vez que se encontraba uno de los elementos buscados, se debe salir del sistema hasta el primer nivel y seguir una nueva ruta para buscar otro elemento. 

La mente humana no funciona de esa manera, ella opera por medio de la asociación. Cuando tiene un elemento a su alcance, salta instantáneamente al siguiente que es sugerido por la asociación de pensamientos, de acuerdo a una intrincada red de senderos de información que poseen las células del cerebro, proporcionando una velocidad de acción que según Bush, debería ser el camino a seguir para solventar el problema al que se enfrentaban.

Con todo lo planteado hasta el momento Bush imaginó un artilugio para uso personal, el cual es una especie de archivo privado mecanizado y biblioteca a la vez al que denominó MEMEX “memory extender” o “extensor de la memoria”. Un memex es entonces un dispositivo en el cual un individuo almacena todos sus libros, registros y comunicados, y está automatizado de tal forma que puede ser consultado con enorme velocidad y flexibilidad. Es una adición enorme e íntima a su propia memoria.



Consiste en un escritorio, pero es al mismo tiempo un artilugio que puede usarse como una estación de trabajo a la vez que puede ser operado a control remoto. En la parte superior cuenta con pantallas translúcidas, en las cuales el material puede ser desplegado para una conveniente lectura. Hay un teclado, y grupos de botones y palancas; por lo demás su aspecto es el de un escritorio ordinario. 

En un extremo se encuentra el material almacenado para consulta. No hay problema por lo voluminoso de la información ya que esta reside en microfilm mejorado. Aun si el usuario introdujera 5000 páginas diarias de materiales le tomaría cientos de años llenar el repositorio, así que puede ser generoso e introducir materiales con libertad.
Sobre el memex, a la izquierda existe una pantalla transparente sobre la cual pueden ponerse notas, textos, fotografías, etcétera. La acción de un botón hace que sea fotografiado y almacenado en el siguiente espacio disponible en una sección de la película del memex (aún no se había inventado escáner). Se utilizará la técnica de fotografía en seco. (así se denominaba en ese entonces a la fotocopia).

Si el usuario desea consultar un cierto libro en particular, introduce su código en el teclado, y la cubierta del libro aparece rápidamente ante sus ojos, proyectada en una de sus dos pantallas. Los códigos frecuentemente usados son nemónicos, así que él no consulta a menudo su libro de códigos. El usuario puede agregar a esas páginas notas al margen, comentarios, tal como si tuviera la página real frente a él, sacando ventaja de algún tipo de fotografía en seco, posiblemente con un accesorio tipo pluma.

Memex representa un paso inmediato hacia el archivado de tipo asociativo, cuya idea básica consiste en lograr que cada uno de los elementos seleccione o busque, según nuestra voluntad, a otro elemento de una manera inmediata y automática. Esta constituye la característica esencial del memex; el proceso de enlazar dos elementos distintos entre sí es lo que le otorga su verdadera importancia.

Cuando el usuario está construyendo una pista o sendero de información, le pone un nombre, lo inserta en su libro de códigos y lo teclea, tras lo cual aparecen ante su vista, proyectados en dos posiciones adyacentes en su pantalla, los dos elementos qué desea ligar. Debajo de cada uno de ellos existe un cierto número de espacios vacíos, y un apuntador indica uno de ellos en cada uno de los elementos. El usuario, con pulsar tan sólo una tecla, hace que los dos elementos queden enlazados de manera permanente. En cada uno de los espacios del código aparece la palabra código. 

Observando este aparato imaginado por Bush, se observa claramente la influencia que tuvo en la posterior aparición del hipertexto, la navegación web, los hiperenlaces y los tags.

Podemos resumir que MEMEX era un dispositivo que permitiera la búsqueda de información por medio de la asociación, existiendo una similitud entre el término buscado y el resultado. Sería una casi infinita biblioteca modificable, actualizable y con información asociada. Desde mi punto de vista, me recuerdan a herramientas utilizadas por nosotros tales como Google y la Wikipedia.




Otro artículo escrito por Bush y publicado también en Julio de 1945 fue “La ciencia, una frontera sin fin” con título original “Science, The endless frontier” a instancias del presidente Franklin D. Roosvelt. En él, Bush consideraba que el progreso científico era “una clave esencial de la seguridad de una nación” y que el Gobierno debía ser “el principal agente tecno-científico del país”. Supuso un pacto entre la comunidad científica y la ciudadanía, a la par que un antes y un después para la investigación a nivel mundial. Bush propuso cambiar el modo en el que se financiaban los científicos, siendo hasta la fecha una financiación bajo objetivos, debiendo ser revisados los resultados por el propio Gobierno. Vannevar Bush propuso con este artículo un modelo de financiación sin presiones por parte del Estado, donde los científicos investigarían para mejorar la ciudadanía, teniendo libertad de decisión, no estando obligados a obtener resultados. Serían los propios compañeros científicos e ingenieros los que examinarían sus investigaciones. 
Este método de investigación se instauró en EEUU en 1950, y en poco comenzó a dar sus frutos, distanciando a sus investigadores del resto del mundo. Poco a poco fue replicándose en el resto de países, llegando a España en 1986.


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